viernes, 17 de agosto de 2012

La testa 206

El autor de esta historia es mi buen amigo, Machison. 




En el valle D´ Ouverage todo había sido un desastre desde que Gilles D´Rais comenzara su horrible carrera de muerte y destrucción. Son muchas las leyendas y textos que hablan de sus crueles andanzas a las que sometió a regiones enteras y sin posible defensa. Una reunión ceremonial fue el origen de que la espada pétrea comenzara su sistemático trabajo en la zona de Retz, y Bretaña donde se dice que cometió terribles atrocidades llegando a matar a 10.000 personas incluidos niños de corta edad.

-Lo que pasa aquí es que falta una cabeza…una puta cabeza…

Dijo Gilles a Jakin Locner, uno de sus soldados de confianza, mientras señalaba un estandarte vacío del centro de una fila de ellos, jalonados por cientos de cabezas humanas todavía sangrantes.

-Según el censo del pueblo eran 206 estacas…esas se pusieron.

- ¿No comprendes que no puedo dar de cenar a mis invitados sin esa cabeza? ¿O prefieres que la tuya ocupe su lugar mi buen Locner?...Esa estaca que está encima de mi asiento es la primera que se vislumbra… ¡Ve! ¡Y trae un rostro bello para ese buen lugar!
El oficial se queda pensativo y a continuación responde.

- Hemos acabado con toda la gente del valle a quien matar, y no tenemos tiempo de ir a buscar a nadie. Sólo queda una solución, elige a alguien de tu milicia para que ocupe su lugar. Mi rostro es muy feo y no te haría buen avío…

-Si el censo marcó ese número, ese número de estacas calzadas debe ser. Alguien ha escapado. ¡Buscadle! ¡Y traedlo aquí antes de las 12!

-Nadie os dice que sea una testa bella esa que tanto afán os suscita…

-Sí lo es, lo presiento…

El agua del arroyo llega a ser gélida en esta época del año, pero tan refrescante para un joven rostro magullado como la mejor árnica de espliego. Las ondas concéntricas y cristalinas dejan entrever una tez suave y delicada, surcada por finos y largos cabellos dorados, ahora muy enmarañados después de la gran correría por el bosque. Todavía retumban en sus oídos los gritos de horror y el silbido de las afiladas espadas y su chocar contra la carne. Atrás quedó toda una vida, atrás quedó la injusta muerte…

-Si llevas ese vestido tan largo te va a ser incómodo tu viaje, muchachita…

La voz…como surgida del suelo del bosque, no asusta a la chica, que con aire, eso sí de sorpresa, indaga con sus ojos en la sombra nocturna sólo alumbrada por los tenues rayos de la luna…Después pregunta con gran intriga…

-¿Quién?... ¿quién está ahí?

-¿Cómo qué quién está ahí? Será aquí… ¡Aquí abajo! ¡Eeeeeeyyyyyy!

En la oscuridad azul de la luna llena una figurilla pequeña y humanoide hace señas hacía sí con gran tesón, mientras sigue hablando.

- Chica, si es que a veces no tenéis ojos, casi me pisas ¡no llevas cuidado!

-¿Quién eres tú pequeño ser?

- No tengo tiempo de explicaciones. Vengo a traerte algo. Los humanos y nosotros nunca hemos congeniado, pero mi amigo Tarús, el pastor, siempre me dejaba un regalo.

Él yace ahora ahí, en el castillo de Rais como estandarte para un evento, y a ti también te quieren hacer lo mismo. Te están buscando, pero tú debes escapar y comunicar al obispo lo que ocurre sin demora. Eres el único medio entre el mundo y su reino de terror.

-No sé si podré hacerlo, estoy muy cansada, no llegaré…

-Yo te daré algo que te ayudará a vivir, es la única solución, pero te lo advierto, ten en cuenta que a cambio de la vida deberás pagar un precio muy alto que descubrirás en su momento.

La pequeña criatura vestida de corteza pardusca extiende su minúscula mano y entrega algo a la muchacha parecido a una raíz totalmente desconocida para ella.

-Toma esto. Si los hombres de Rais te descubren, no pierdas tiempo, cómelo y todo se andará. ¡Adiós!

Nada más mencionar estas palabras la criatura desaparece con un sonido parecido al que hace un fogón de pólvora avivado, todo queda silencioso, y la tensión angustiosa de la joven se acrecienta conforme inicia la caminata hacia su destino.

El camino agreste se hace penoso. La senda con ramas y espinos hace mella en su fina piel, cuando comienza a escuchar los cascos de caballos en la lejanía. Sin apenas resuello, la boca se seca y el pulso se acelera en una carrera de desesperación por la noche boscosa, cuando el sonido antes lejano ahora se oye mucho más cerca. Una rama traicionera hace su sucio trabajo y tras un inoportuno tropiezo la frágil dama queda tendida en el bosque, rendida…ha sido inútil el esfuerzo- ¡Me van a matar!-Piensa mientras escucha la voz de sus captores, que ya están encima.

-¡Vaya, vaya! ¡Que tenemos aquí! ¡La testa 206!

Un lapsus en medio del terror le hace acordarse… -¡El regalo de la criatura! ¡Este debe ser el momento!

Mientras los hombres bajan de sus caballos, la muchacha traga la pequeña salvación. Todo se nubla en su mente y los segundos parecen ser años antes de escuchar las próximas palabras de boca de Locner.

- ¡Mierda! ¡No podemos llevarle esta cabeza!- Grita el oficial levantando del pelo a la muchacha.

El siguiente gesto de Locner es rápido, y por sorpresa cuando de un tajo le corta la cabeza a uno de sus soldados más cercanos…

-Bien le llevaremos ésta…Valderois no era mal parecido, jeje

Dicen las crónicas, que esa noche D´ Rais pudo ofrecer una gran velada a sus invitados, nadie comentó nada sobre su estaca de cabecera, y también contaron que una mujer llegó al cabo de semanas ante la presencia de Jean de Malestroit obispo de Nantes, y gracias a su información se pudo acusar a Rais de graves crímenes…

Al obispo le extrañó que aquella mujer hubiera podido llegar hasta su presencia, sobre todo teniendo en cuenta que era…Una anciana.