Mi historia, mi vida, empezó y termino contigo. Jamás hubiera pensado que llegarías a mí como lo hiciste. Aquella mañana de invierno todo parecía estar en mi contra. El despertador no sonó, me levante sobresaltada al ver la hora, el mal humor se apodero de mí. La ducha se estropeo en el momento menos adecuado dejándome cubierta de espuma hasta las pestañas. Cuando creía tenerlo todo controlado, las llaves del coche parecían haber cobrado vida y como niñas juguetonas se habían escondido. Llegue a pensar que aquello era irreal, quizás era un sueño o más bien una pesadilla.
El teléfono me confirmo que no lo era. Mi amiga Laura a la cual tenía que recoger de camino al trabajo estaba nerviosa y preocupada. Yo era la viva imagen de la puntualidad y esa mañana estaba rompiendo todos mis esquemas. Después de poner la casa literalmente patas arriba encontré las llaves, estaban a buen recaudo, habían encontrado un agujerito en el forro para esconderse ¡Increíble! Salí a toda prisa en busca de mi amiga. Laura me esperaba en la calle y casi la hice subir en marcha. —No, no preguntes Laura, no te lo creerías. —le dije mientras pisaba a fondo el acelerador.
Pero ahí no acabo todo, topamos con un espectacular atasco. Decidí aproximarme hasta el núcleo del atasco. Sufrí un ataque de risa al ver un camión de gallinas volcado y una lluvia de plumas a mí alrededor. Las gallinas campaban a sus anchas entre los coches. A mi lado estabas tú, mirándome y sonriéndome me dijiste. — ¿Es cómico verdad? Si te contara la mañana que llevo... El coche no me arrancaba, he perdido el vuelo que tenía programado y aquel coche lleno de plumas que ha chocado contra el camión es el mío. Afortunadamente para mi he salido ileso, no pueden decir lo mismo algunas de esas pobres gallinas— ¿Quieres tomar un café mientras acaban de cazar gallinas?—te dije, mientras yo misma me asombraba de mi reacción. Laura decidió continuar a pie hacia la oficina.
Hablemos durante horas. Me contaste tu extraña mañana y yo hice lo propio con la mía. Entonces fue cuando me di cuenta de que todo lo sucedido había sido obra del destino. Tú y yo estábamos destinados a conocernos aquel día. Todo se había aliado a nuestro favor para que nuestros caminos se cruzaran, a pesar de que a nosotros nos pareciera una mañana horrible.
Con ese café comenzó nuestra bella historia de amor. Días llenos de luz junto a ti y noches de pasión. Amigos, cómplices y amantes. Deje la oficina para disfrutar de cada instante a tu lado. Paseábamos nuestro amor por todos los países donde tu trabajo te llevaba. Después de cinco intensos y maravillosos años juntos el destino volvió a jugar con nosotros. Partías a un nuevo viaje, al cual no pude acompañarte. Tú no lo sabías todavía, guardaba la sorpresa del fruto de nuestro amor para cuando volvieras a casa.
Tanto tiempo soñándote, imaginando que sigues a mi lado. Han pasado dos años desde que te fuiste y todavía se respira tu olor en cada rincón de la casa. Me prometiste que volverías —Solo son dos días, volveré pronto—, mentiste.
Todo me recuerda a ti, hasta el detalle más simple, y son estos recuerdos los que hacen que te odie y siga amándote. No podré superarlo sin ti. Me repito constantemente lo que todos me repiten —Debes olvidarlo, princesa—. Cómo olvidar tu boca, aquellos besos, los brazos en los que me cobijaba y me sentía segura. Tu recuerdo me hace enmudecer, la nostalgia me paraliza y mi mundo se tambalea.
Cada día, al amanecer, me levanto, me pongo el vestido que tanto te gustaba y me pinto los labios con tu color favorito, rojo pasión —Debo de darme prisa, es la hora de ir a recogerte, la hora en la que debías haber vuelto. Quizás hoy sea el día que regresas.
Y aquí estoy, de nuevo esperándote, sentada entre una multitud de personas ajetreadas que arrastran las maletas de un lado a otro del aeropuerto, y que tampoco imaginan que este pueda ser su último vuelo.
Hola Verónica. Ignoro si la historia es real o ficticia. Si fluye de tu imaginación te diré que me conmovió el alma esa capacidad de entrega,de cariño, de amor después de tan vil y cobarde proceder. Si la sufriste en tu piel, de cualquier manera el resultado es el mismo, me admira que aún puedas amar y esperar a quien se comportó de esa manera. Hay algo que me dice que tienes un interior maravilloso. Así que si así fuera, abre tus ventanas, ventila tus rincones y deja que el nuevo día penetre, porque a buen seguro hay cientos de almas en los andenes esperando un nuevo tren que les de vida. Y en el viajas tu o la protagonista de tu historia. Un abrazo, un beso desde mi mancha manchega. Mauro.
ResponderEliminarHola Mauro. La historia es ficticia, mi mente que a veces desvaría jejeje... Te agradezco mucho tus palabras, tanto hacia mi relato como hacia a mi. Viniendo de alguien que escribe como tú es todo un halago.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo amigo.
Me ha parecido muy bonita la historia. Un saludo
ResponderEliminarQué triste historia... Hacía mucho que no te leía, ha sido un placer. Me ha conmovido bastante =)
ResponderEliminarGracias Mariano, me alegro que te gustara.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola Adrian, muchas gracias. El placer ha sido mio al recibir tu visita.
ResponderEliminarUn beso.