Marcada
Solo un espejo, es
lo único que pedía al despertar. Inquieta, anhelando reconocerse a sí misma. A
sus espaldas años de sufrimiento y múltiples reconstrucciones del que un día fue un bello rostro. Su
delito, ser mujer. Su condena, el ácido.
Verónica Grau.
Tremendo micro y tremenda la historia que se dibuja entre líneas. La ilustración: perfecta. ¡Eres toda una renacentista!
ResponderEliminarHola, David. Muchas gracias, me alegra que te haya gustado. Escribiendo como escribes tú, tus palabras me animan un montón. Y del dibujo jejeje...buenooo... Ha sido Gonzalo el que lo ha convertido en una ilustración bonita.
EliminarUn abrazo y gracias de nuevo.
Magnifico el post y su trasfondo.
ResponderEliminarUn saludo Veronica.
elperroverde
Hola, Pedro. Muchas gracias por pasarte por aquí y por tus palabras.
EliminarUn saludo :-)
Breu, peró intens! M'agrada!
ResponderEliminarMoltes gràcies, Montse. Sóc més de microrelats. Salutacions.
EliminarMenudo relato, muy intenso. Has conseguido plasmar una historia en apenas unas líneas sin renunciar al sentimiento. Me ha encantado.
ResponderEliminarRafael Eduardo