Cae la noche, un día más, y yo permanezco en el mismo lugar.
Se iluminan las calles, una noche más,contemplo a las personas pasar. Pienso que alguien las espera al llegar, el calor de un abrazo, la caricia de una sonrisa, y yo, yo…
Las luces se apagan, un día más, solo quedan las estrellas que alumbran mis noches y mi hogar de cartón.
Las luces se apagan, un día más, solo quedan las estrellas que alumbran mis noches y mi hogar de cartón.
Verónica Grau.
Micro seleccionado y publicado en el libro, Pluma, tinta y papel IV. Diversidad literaria.
Micro seleccionado y publicado en el libro, Pluma, tinta y papel IV. Diversidad literaria.
Hola Vero.
ResponderEliminarUn micro soberbio pues con tu poesía y enorme sensibilidad traés el presente de un indigente que seguramente serán millones alrededor del mundo.
Felicitaciones.
Un beso grande.
Hola, Ricardo. Muchas gracias por tu visita y por tus palabras. Por desgracia, así es, hay muchas, demasiadas personas sin hogar, es una triste realidad.
EliminarUn fuerte abrazo.
Hola Vero.
EliminarQue alegría reencontrarte.
Un micro muy triste y sensible.
Una realidad que viven millones de personas que debido a las circunstancias, desprotección, discriminación, indefención y todos los males sociales que nos aquejan, pero sobre todo a nuestra deshumanización e indiferencia, se ven sometidos a estas vejaciones. Es una situación lamentable, especialmente cuando se sabe que exiten los recursos para que ningun Ser del planeta padezca hambre y necesidades, si estos furan bien administrados, llegara a todos los que lo necesitan, hubiera igualdad de oportunidades y justicia social. Sería un mundo mas justo y abría paz, esa que todos anhelamos pero que por esa misma desigualdad deja de existir.
Hablando de la soledad del alma y la ausencia de afect,o no solo la padecen los que viven en las calles, es el flagelo más grande de la sociedad actual; uno de los que más daña y destruye, porque todo Ser precisa sentirse amado, querido, respetado, teniendo la certeza que sus derechos fundamentales son mantenidos.
Ojalá rescatemos lo mejor de nuestro interior, y aprendamos a dar afecto a quien lo precise, porque todo lo que damos a otros nos lo prodigamos a nosotros mismos.
Un gran, gran abrazo y mis mejores deseos.
Con afecto,
Lucía Uozumi.
Hola, Lucía. Totalmente de acuerdo contigo, así es la vida, tan bella y en ocasiones tan triste y dura. Muchas gracias por tu sentido comentario. Un abrazo fuerte para ti y los tuyos.
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