Te deslizas serpenteando hacia mí. Me inyectas tu veneno paralizando mis músculos, mis sentidos y esperas….
Esperas…. acechando sin tregua, escondida bajo una máscara.En mi soledad, silencio y sombras de un ayer que añora un mañana.
El día se convierte en noche, cómplice de mis llantos.Mi corazón aletargado ansia despertar.
Te acercas de nuevo, sigilosa, me rodeas y me asfixias lentamente.Mientras, cierro mis ojos impotente, siento como me invades y busco en mi interior el antídoto que me libere de tú veneno.
Aferrada a mis recuerdos, atrapada en una espiral de culpa y reproches, aislada.
No, no quiero vivir así ¡!No eres más que un espectro y como tal te desvanecerás.
El antídoto empieza a hacer efecto. Vas liberando mi cuerpo, te alejas reptando, sé, que en busca de otra víctima, a la que puedas sumir en una profunda tristeza.
Me arrastro fuera de las cuatro paredes en las que perdía mis horas, mis días…. mi vida.El antídoto empieza a hacer efecto. Vas liberando mi cuerpo, te alejas reptando, sé, que en busca de otra víctima, a la que puedas sumir en una profunda tristeza.
Mis ojos son cegados por la luz del día. El aire es espeso y me oprime el pecho.
Me siento pequeña….Pero sigo adelante, diminutos y pesados pasos ante la inmensidad, ante una multitud de personas. Ajenas al pánico que siento ante su presencia.
A medida que avanzo, crezco y mi sangre vuelve a impregnar mis venas de vida, ese maravilloso olor a vida.Nunca es tarde para empezar de nuevo a vivir.
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