domingo, 26 de junio de 2011

A través del espejo

09-Agosto-1980


Un Tanatorio cualquiera en una ciudad cualquiera…

-Vamos Vanessa, es la hora, ven conmigo cielo.
-Sí, señora Olga voy enseguida. No llore más señora, por favor, ella va a estar bien, créame lo sé.
-Vamos Patri, el funeral va a empezar ya, ven conmigo.
El funeral y entierro transcurrieron entre un mar de lágrimas, dudas y reproches a sí misma. Olga, rota de dolor, se preguntaba… ¿En que había fallado?

Una semana después…

Instituto Dr. Gonzalo Pérez Esteban. Psicología.

-Hola guapa, me llamo Esteban, siéntate por favor. A ver empecemos por conocernos, dime cómo te llamas, tu edad, cuéntame lo que quieras, no sé, qué te gusta hacer, quién es tu mejor amiga, te escucho.

-Hola Doctor, me llamo Vanessa, tengo veinte años y desde que tengo uso de razón siempre he tenido a Patri a mi lado. Somos inseparables, mi madre siempre me ha dicho que desde el primer día de guardería cuando vino a recogerme yo ya salía de la mano de Patri y desde entonces nunca nos hemos separado. Es curioso como alguien tan diferente a ti puede llegar a ser indispensable en tu vida. Yo soy inquieta, atrevida, alegre y ella es mí opuesto, tranquila, tímida y retraída. Por eso supongo que nos complementamos. A medida que hemos ido creciendo su carácter la ha aislado cada vez más del mundo y su única amiga sigo siendo yo. A ella siempre le ha llamado la atención todo lo oscuro, me explico, vampiros, espíritus del Más Allá y todos esos temas que a mí me dan tanto respeto y miedo.

-Eso está muy bien Vanessa, es bonito tener una amistad así, sigue…

-Nos pasamos horas hablando bajo un viejo ciprés que hay junto al cementerio de nuestro pueblo. Ella dice que le gusta porque es el árbol de la muerte y sin embargo a mí su color verde perenne y su altura que parece rozar las nubes me infunde vida, paz y sosiego. Allí escucho sus historias, sus sueños que siempre me dejan con la boca abierta y el bello erizado.

-Vaya, estupendo, pensáis diferente y sois inseparables. ¿Te apetece contarme más cosas sobre ella? ¿Por ejemplo, que ha pasado desde hace una semana hasta hoy? Sé que la vida ha cambiado para ti.

-Está bien Doctor. Patri y yo quedemos bajo el viejo ciprés. Ella llego algo nerviosa, aunque intentaba disimularlo yo la conozco demasiado bien. Ya llevaba así algunos días y por fin se decidió a contármelo.

Me dijo - Quieres que te cuente lo que me paso anoche Vanessa? Le conteste que sí, pero que me daban miedo sus historias. Ella entre risas me dijo - ¡Qué asustadiza eres! ¿Sabes lo que pasa si te miras fijamente a los ojos en un espejo y te concentras? - Yo, claro está, no tenía ni idea. Entonces empezó con uno de sus relatos, los cuenta tan bien que yo no sé diferenciar cuando es real y cuando no.
-Escúchame atentamente Vanessa lo que te cuento es real -  Con sus profundos ojos negros me dijo- Pues pasa que ves tú verdadero interior, quizás hasta puede que no te reconozcas o que veas a otra persona diferente. El otro día cuando todos en casa dormían me levanté y me encerré en el baño. Primero no me centraba en mis ojos veía todo mi rostro, permanecí quieta mirándome y me centre en mis ojos, no sé el tiempo que transcurrió pero de repente no era yo, en el espejo se reflejaba una niña de unos cinco años, con la piel blanca como la nieve y una melena negra, sus ojos eran de uno tono gris perla, no podía apartar la mirada de ella. Denotaba mucha tristeza en su interior. Levanté mi mano para intentar tocar su rostro pero se difumino entre mis dedos. Y de nuevo yo frente al espejo. Lleva algunas noches viniendo a verme, pero no se qué quiere, no me habla pero yo siento que debo ayudarla.

Yo estaba alucinada escuchando y aterrorizada imaginando la escena, le pregunte si no tuvo miedo y con mucha tranquilidad me contestó – ¿Miedo, por qué? ¿Miedo, por qué? Menuda contestación, como si fuera lo más normal del mundo mirarse al espejo del baño y ver a una niña reflejada.

Ese día era tarde, lo dejemos ahí y quedemos en vernos al día siguiente. La historia de Patri me impresionó hasta tal punto que una vez en casa era incapaz de mirarme al espejo. Me costó conciliar el sueño, le di vueltas al asunto hasta que caí vencida. Al despertar con los primeros rayos de sol, cuando todavía me estaba desperezando, sonó el teléfono, era Patri, me dijo que teníamos que vernos cuanto antes. Quedemos en nuestro rincón preferido. Estaba ansiosa por encontrarme de nuevo con ella. Abrí el armario y cogí lo primero que vi y salí corriendo. Cuando llegué ella ya me esperaba sentada bajo el ciprés. Al acercarme junto a ella supe que algo no iba bien, su rostro estaba demacrado, tenía unas profundas ojeras. La abracé, estuvimos un rato sin mediar palabra, abrazadas, podía sentir su desazón.

Después empezó a contarme lo ocurrido - Anoche de nuevo la vi Vanessa, pero no a través del espejo, apareció ante mí, la sentí, sentí su tacto gélido y su mirada cálida. Me tomó de la mano y me llevó con ella, me mostró un panteón, en la entrada había una bella escultura. Era la de una madre afligida con lágrimas resbalando por su rostro y una pequeña sentada en su regazo y abrazada a su cuello. Había un silencio espeluznante y sin embargo yo no deseaba marcharme de aquel lugar. Después, sin separar su mirada de la mía, desapareció entre la bruma y yo desperté en mi habitación. No pruebo bocado, llevo días sin dormir. Tengo que ir al cementerio Vanessa, debo encontrar ese panteón, tengo que ayudarla. Me necesita, está sola y triste. Tengo que ir, tengo que encontrarla…- Patri no dejaba de repetir las mismas palabras, estaba obsesiona. Yo creo que aquello rozaba la locura, estaba como hipnótica. Intente disuadirla, pero no me escuchaba. Así que le prometí que esa misma noche la acompañaría al cementerio en busca de aquel panteón.

El día transcurrió muy rápido, más de lo que yo hubiera querido. Me aterraba la idea de acudir al cementerio en busca de panteones y espíritus. Ese día parecía que todo se aliaba en nuestra contra, la luna cubierta por enormes nubes espesas hacían más oscura si cabe la noche. Y allí estábamos las dos ante la puerta de un remanso de paz perturbador. A esas horas la entrada estaba cerrada, pero Patri lo tenía todo calculado y conocía una entrada trasera donde la cerradura averiada nos permitiría entrar en el interior.

Una vez dentro, recorrimos las calles de aquel enorme y silencioso cementerio, mirando con pavor cada sepulcro. Cualquier ruido insignificante me hacía saltar, la tensión que soportaba era tremenda mientras que Patri parecía estar como en casa. Yo tenía la sensación de que mis piernas eran pesadas y tenia dificultad para levantarlas del suelo el miedo me impedía caminar, ella parecía flotar entre flores, emotivas coronas y fotografías que adornaban los nichos.
Llevábamos cerca de media hora caminando cuando de repente la vimos. Era exactamente como ella me había relatado. Aquella escultura era realmente sobrecogedora.

Patri dejo caer una lágrima de sus cansados ojos y se acerco a contemplar aquella obra. Entonces leyó en voz alta el epitafio de la tumba…- Estela- 09-08-1977 - Aquí yace mi dulce angelito. Espérame mi niña, volveremos a estar juntas.
Junto a estas palabras había una foto de una preciosa niña, que Patri identifico como la pequeña que la había estado visitando.

Estela, Estela…- Patri no paraba de repetir su nombre, ella decía que Estela no se había marchado porque esperaba a su madre. Permanecimos allí junto al panteón durante horas, en un tortuoso silencio. Para colmo el cielo se torno de un rojo amenazante y una tormenta descargó sobre nosotras.
Le dije a Patri que debíamos marcharnos ya, pero ella me invitó a que me marchara yo, me dijo que quería quedarse, estaba segura de que Estela estaba cerca pero no se aparecía a causa de mi presencia. Me rogó que me marchara, me prometió que ella no tardaría en volver a casa. Me lo pensé mucho, me daba miedo dejarla sola en aquel lugar con aquella tormenta, era una locura, pero yo sabía que ella no vendría conmigo y que deseaba estar sola. Así que me marché.

Mientras regresaba a casa, no podía quitármela de la cabeza, varias veces pensé en darme la vuelta y obligarla a marcharse de allí, pero la conocía demasiado bien. Al llegar a casa entré sigilosamente y con mucho cuidado de no despertar a nadie. Me tumbé y mi mente no paraba de darle vueltas a todo lo sucedido, finalmente debí dormirme.

De repente sentí un frio interior, abrí los ojos y allí estaba ella.
-¿A quién te refieres con ella Vanessa?
- A Patri Doctor Esteban, a quien si no.

Me contó que Estela apareció y que por primera vez le habló, decía que su voz era suave, dulce y que le transmitía mucha paz. Le contó que su muerte fue trágica, atrapada en un amasijo de hierros en el que se convirtió el automóvil en el que viajaba con su madre. No pudieron hacer nada por ella, intentaron liberarla ante las lágrimas desesperadas de su madre que vio cómo su pequeña se apagaba.
Patri tenía razón, la pequeña esperaba a su madre. Después Patri se despidió de mí, me dijo que volvería a verme en breve, que tenía que entenderla, que no me enfadara pero que deseaba acompañar a Estela, ella la necesitaba. Nos abracemos y se marchó. No la volví a verla hasta el día del Tanatorio, estuvo conmigo durante toda la ceremonia y luego nos sentamos bajo nuestro ciprés.

-Vanessa cielo, tienes que entender que eso no es posible. Sé que estás muy afectada. Entiendo que no puedas ni quieras aceptar que Patri ya no está. Pero por tu bien tienes que aceptar la realidad. Aquella terrible noche en que Patri te pidió que volvieras a casa y la dejaras sola, ella sabía bien por qué lo hacía, se suicido Vanessa, encontraron un pote de pastillas junto a su cuerpo ¿Lo entiendes? No pudiste verla en el Tanatorio, no con vida.

-Lo entiendo, el que no lo entiende es usted, ninguno de vosotros lo entiende. Lo sé, se que se suicidó para estar con Estela, para acompañarla en su espera, aquella pequeña le llego al corazón y su fascinación por la muerte y el Más Allá le dio el último empujón para dejar esta vida, pero sólo físicamente.
La vi y la sigo viendo como ella veía a Estela. En el Tanatorio me pidió que le dijera a Olga, su madre, que no llorara por ella que estaba bien. Me está esperando a mí, ya le dije que jamás nos habíamos separado.

-¿No estarás pensando en suicidarte Vanessa? Tu familia está muy preocupada por ti.

-No, tranquilo, no estoy tan loca como pensáis, ya le dije que Patri era mi opuesto. No pienso forzar mi partida de este mundo, dejaré que mi destino siga su curso. Siempre he tenido miedo a la muerte, pero ahora ya no, la muerte no existe Doctor sólo la física, el alma permanece viva y Patri me lo ha demostrado. Además la tengo a ella cerca…Tan cerca como que ahora mismo está al lado suyo Doctor.

-Bueno, bueno, Vanessa ya está bien por hoy te veo pasado mañana y me cuentas qué tal te encuentras.

-No Doctor, no voy a volver, estoy mejor que nunca, estamos mejor que nunca… ¿verdad Patri?

Hasta aquí nuestra historia. Nos marchamos de aquella consulta dejando al Doctor con un color más bien pálido. Aunque no creo que lo diga sé que me ha creído, diría que hasta ha notado la presencia de Patri. No creo que esta noche se mire en el espejo…











1 comentario:

  1. Bienvenida al mundo de los blogs, verás como pronto te enganchas!!! Por cierto, cualquier duda ya sabes que me puedes preguntar. Un besazo!!!

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